Buenos Aires
Buenos Aires huele a asado.
Buenos Aires nos ha mostrado sus magníficos cafés y restaurantes. Nos ha ofrecido a sus habitantes amables y simpáticos, así como un metro - aquí llamado subte -, vetusto - que nos ha recordado al de Nueva York -. Conserva el aroma y la esencia de este transporte a inicios del siglo XX, vigas de hierro con remaches, vagones de madera con bombillas incandescentes, espejos en los vagones ... . También nos ha mostrado un vigoroso y colorido barrio de San Telmo.
Pero Buenos Aires también nos ha mostrado su otra cara, la de una ciudad degradada y decadente en términos urbanísticos, sucia, con bolsas de basura derramadas por el suelo en las calles cercanas al centro y con gente hurgando en ellas. Apenas hemos estado dos días y tan solo hemos visitado el centro histórico y el barrio de San Telmo, pero nos hemos quedado bastante sorprendidos.
Como comentario jocoso, decir que nos hemos cruzado por la calle con Rupper - ¿ alguien se acuerda de él ? -, mítico donde los haya, peluquero de famosetes de la caspo-farándula espaniola, que por cierto, ha flipado cuando nos hemos parado y nos lo hemos quedado mirando. Aunque para ser francos, no sé quien se ha quedado más a cuadros si él o nosotros, ya que con la pinta de ¿ El Senyor Livingston Supongo ? con tupé que me llevaba y la pluma, hemos tardado un minuto en reaccionar.
Próxima etapa: San Carlos de Bariloche, en la zona de Los Lagos ya en la entrada a Patagonia.
Buenos Aires nos ha mostrado sus magníficos cafés y restaurantes. Nos ha ofrecido a sus habitantes amables y simpáticos, así como un metro - aquí llamado subte -, vetusto - que nos ha recordado al de Nueva York -. Conserva el aroma y la esencia de este transporte a inicios del siglo XX, vigas de hierro con remaches, vagones de madera con bombillas incandescentes, espejos en los vagones ... . También nos ha mostrado un vigoroso y colorido barrio de San Telmo.
Pero Buenos Aires también nos ha mostrado su otra cara, la de una ciudad degradada y decadente en términos urbanísticos, sucia, con bolsas de basura derramadas por el suelo en las calles cercanas al centro y con gente hurgando en ellas. Apenas hemos estado dos días y tan solo hemos visitado el centro histórico y el barrio de San Telmo, pero nos hemos quedado bastante sorprendidos.
Como comentario jocoso, decir que nos hemos cruzado por la calle con Rupper - ¿ alguien se acuerda de él ? -, mítico donde los haya, peluquero de famosetes de la caspo-farándula espaniola, que por cierto, ha flipado cuando nos hemos parado y nos lo hemos quedado mirando. Aunque para ser francos, no sé quien se ha quedado más a cuadros si él o nosotros, ya que con la pinta de ¿ El Senyor Livingston Supongo ? con tupé que me llevaba y la pluma, hemos tardado un minuto en reaccionar.
Próxima etapa: San Carlos de Bariloche, en la zona de Los Lagos ya en la entrada a Patagonia.