La Ruta 40
Han sido dos días con un total de 26 horas de buses por pistas sin asfaltar y cruzando el páramo patagónico que nos han dejado doblados.
Patagonia tiene dos vistas de una misma cara, la turística y hermosísima con montañas únicas en el mundo, glaciares, lagos, etc y la que todo el mundo trata de evitar y que nosotros queríamos vivir, la del interminable desierto estepario azotado por fuertes vientos y con los atardeceres más bonitos que hemos visto. La gama cromática de colores cálidos en transición al azul es increible, estás viendo como se pone el sol por un extremo y como en 360º alrededor van cambiando los colores del cielo.
Llegamos a El Chaltén a las 11 de la noche, una hora antes y desde la carretera, fuimos testigos de un espectáculo sobrecogedor. Enfrente y con el día anocheciendo ( por quí hay luz hasta casi las diez y media de la noche ), se nos mostró a lo lejos el macizo del Fitz Roy. Una montaña de granito de 3500 metros, vertical y de una sola pieza, rodeada de nieve y glaciares. Impresionante, incluso a pesar de la paliza de autobus ( sin aire acondicionado, claro ).
En estos dos días de polvo, baches y rocas golpeando los bajos de los buses, hemos conocido a dos argentinas muy saladas ( Élida y Vivi ) con las que hemos hecho amistad y que nos han llenado el trayecto de humor y recomendaciones de zonas que visitar en Argentina. Desde aquí, un abrazo para ellas.
Nota de la redacción: No podemos colgar fotos puesto que la conexión a internet aquí en el Chalten desde donde escribimos se hace vía satélite y va como muy mal, tan pronto podamos, prometemos hacerlo.
Patagonia tiene dos vistas de una misma cara, la turística y hermosísima con montañas únicas en el mundo, glaciares, lagos, etc y la que todo el mundo trata de evitar y que nosotros queríamos vivir, la del interminable desierto estepario azotado por fuertes vientos y con los atardeceres más bonitos que hemos visto. La gama cromática de colores cálidos en transición al azul es increible, estás viendo como se pone el sol por un extremo y como en 360º alrededor van cambiando los colores del cielo.
Llegamos a El Chaltén a las 11 de la noche, una hora antes y desde la carretera, fuimos testigos de un espectáculo sobrecogedor. Enfrente y con el día anocheciendo ( por quí hay luz hasta casi las diez y media de la noche ), se nos mostró a lo lejos el macizo del Fitz Roy. Una montaña de granito de 3500 metros, vertical y de una sola pieza, rodeada de nieve y glaciares. Impresionante, incluso a pesar de la paliza de autobus ( sin aire acondicionado, claro ).
En estos dos días de polvo, baches y rocas golpeando los bajos de los buses, hemos conocido a dos argentinas muy saladas ( Élida y Vivi ) con las que hemos hecho amistad y que nos han llenado el trayecto de humor y recomendaciones de zonas que visitar en Argentina. Desde aquí, un abrazo para ellas.
Nota de la redacción: No podemos colgar fotos puesto que la conexión a internet aquí en el Chalten desde donde escribimos se hace vía satélite y va como muy mal, tan pronto podamos, prometemos hacerlo.