Diario de A Bordo

... El viento es un caballo: óyelo como corre por el mar, por el cielo. Quiere llevarme: escucha como recorre el mundo para llevarme lejos.

Deja que el viento corra, coronado de espuma, que me llame y me busque galopando en la sombra, mientras yo, sumergido bajo tus grandes ojos, por esta noche sola, descansaré ... [Pablo Neruda]

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22 junio 2006

Canaima

Los tepuis son las formaciones más antiguas de la tierra, son enormes masas de roca en forma de mesa que se elevan en medio de la sabana y selva venezolanas. En su cima, la flora y la fauna han evolucionado de acuerdo a parámetros propios y al margen de lo que ha ocurrido durante miles de años dos mil metros más abajo. Del más grande de estos tepuis se descuelga la catarata más alta del mundo, el Salto Angel, nombre que no tiene nada que ver con personajes celestiales si no con el apellido de un tipo, a todas luces completamente majara y pionero de la aviación que en los albores del siglo XX se dedicó por pura cabezonería a sobrevolar toda la selva venezolana, descubrir el salto en uno de sus vuelos y finalmente aterrizar sobre dos de los tepuis en sendas ocasiones, costándole casi la vida la última de ellas al quedar atrapado el avión en la cima. Para descender - él y otros tres locos - necesitaron once días y la ayuda de un grupo de indígenas. A quien le interese, este personaje se llamaba Jimmie Angel*.

Si los tepuis son las formaciones rocosas, Canaima es el parque natural que en Venezuela las alberga y el destino de dos de los tours que hemos hecho en este país. En el primero de ellos visitamos el salto del que antes os hablábamos, sus 979 metros de caída lo convierten de por sí en un espectáculo asombroso que sin embargo se encuentra en perfecta armonía en medio de unos parajes selváticos que quitan el aliento. El trayecto en barca que durante más de cuatro horas te lleva desde una laguna tropical donde desaguan cinco cataratas hasta la base del salto, resulta ser una experiencia memorable comparable a las que hemos vivido en Patagonia. La segunda visita - inesperada, por otro lado - nos ha llevado a coronar la cima del tepui más alto - 2800 metros - en un trekking de seis días durante los cuales hemos acampado y vivido en medio de la sabana. Arriba, en lo alto del tepui, en medio de interminables ráfagas de bruma y víctimas de un clima hostil hemos sido testigos de escenas para el recuerdo. Difícil es describir la belleza del mundo que allí arriba existe, donde ríos convertidos en innumerables saltos que se descuelgan sobre la sabana, vegetación, fauna y figuras imaginadas, escondidas entre las nubes y creadas por las formaciones rocosas, nos han hecho sentir insignificantes en medio de tal demostración de la naturaleza.

* Existe una corriente de opinión que asegura que en realidad, el descubridor del salto no fue Jimmie Angel si no un catalan llamado Félix Cardona que vivia en la zona y que invirtió varios años en su búsqueda. Las mismas fuentes argumentan que el salto finalmente tomó el nombre del norteamericano por motivos marketinianos.