La Historia Interminable
De una pequeña semilla de ilusión plantada hace más de tres años germinó el viaje que ahora saboreamos en nuestro regreso a Barcelona. Con total honestidad hemos de reconocer que ha sido todo un lujo y una inmensa suerte poder vivirlo sin mayores problemas y con emocionante intensidad en cada una de sus momentos. De eso nos sentimos sumamente afortunados.
Desde esa primera conversación seria en un café enfrente de la Sagrada Familia, pasando por los momentos en los que echábamos a volar nuestra imaginación tratando de visualizar como sería vivir en un contexto ajeno al día a día - imaginándonos leyendo un periódico en un café en Buenos Aires o en medio de escenarios tan lejanos como la Patagonia o isla de Pascua o simplemente levantándonos cada día con la única obligación de decidir que era lo que más nos apetecía hacer teniendo como límite el mundo entero - hasta el momento de recibir de nuevo el calor de familia y amigos.
Un viaje como tantas otras cosas en la vida se compone de pequeños grandes momentos y vivencias. Éstos han convertido nuestra pequeña aventura en una experiencia vital. Nosotros no deberíamos olvidar ninguno de estos si queremos que las sensaciones y espíritu del viaje perviva en nosotros para siempre.
Algunos de estos momentos nos vienen a la memoria en el momento de escribir estas líneas ...
Encontrar el día de la partida y en la cola de facturación del aeropuerto de Barcelona a nuestros amigos
Un café en una cafetería cualquiera de Buenos Aires
El ruido de un glaciar al romperse bajo el calor del sol
Una copa de vino bajo la luna y frente al Perito Moreno
Para Arturo, sus padres junto a él en la contemplación de escenarios y la vivencia de momentos inolvidables
El viento inclemente en la estepa patagónica
Un asado argentino en compañía de amigos
Los puri-puris pegados a tu piel gracias a una pócima artesanal inventada para la ocasión
La sensación de aislamiento en Isla de Pascua
Mojarse los pies cuando uno se lava las manos en el baño de su hotel
La contemplación desde el banco de un camión del transcurrir de la vida en una carretera de Laos.
Sentir la corriente del Mekong bajo tu kayak
Esos emocionantes atardeceres invernales de Sydney
Confundir el olor de la fruta nacional de Malasia con el olor de alimentos podridos paseando junto a los puestos callejeros de Singapur
En la cima de un tepui, contemplar las nubes chocando contra las paredes del mismo desde las que se descuelgan varias cascadas
Bañarse en completa soledad y desnudo en una playa tropical
Recibir el calor de un amigo o familiar en un email que te llega desde la otra parte del mundo
Reencontrarse con lugares ya conocidos y encontrarlos mejor de como uno los recordaba
... y tantos otros ...
En nuestra llegada a Barcelona muchas pequeñas cosas han cambiado mientras nosotros hemos estado fuera. Afortunadamente, familia y amigos estaban aquí esperándonos.
Muchos y nuevos proyectos han de germinar de nuevas semillas de ilusión ya plantadas. Semillas que alimentadas de esperanza nos han de llevar a andar juntos caminos de futuro que en un ciclo imperecedero se volverán presente y que poco después recordaremos como pasado. Poder rememorar las vivencias que de ellos se deriven como algo digno de recuerdo es asunto que hemos de empezar a vivir ahora.
Pero eso es otra historia y deberá ser contada en otro momento.
Desde esa primera conversación seria en un café enfrente de la Sagrada Familia, pasando por los momentos en los que echábamos a volar nuestra imaginación tratando de visualizar como sería vivir en un contexto ajeno al día a día - imaginándonos leyendo un periódico en un café en Buenos Aires o en medio de escenarios tan lejanos como la Patagonia o isla de Pascua o simplemente levantándonos cada día con la única obligación de decidir que era lo que más nos apetecía hacer teniendo como límite el mundo entero - hasta el momento de recibir de nuevo el calor de familia y amigos.
Un viaje como tantas otras cosas en la vida se compone de pequeños grandes momentos y vivencias. Éstos han convertido nuestra pequeña aventura en una experiencia vital. Nosotros no deberíamos olvidar ninguno de estos si queremos que las sensaciones y espíritu del viaje perviva en nosotros para siempre.
Algunos de estos momentos nos vienen a la memoria en el momento de escribir estas líneas ...
Encontrar el día de la partida y en la cola de facturación del aeropuerto de Barcelona a nuestros amigos
Un café en una cafetería cualquiera de Buenos Aires
El ruido de un glaciar al romperse bajo el calor del sol
Una copa de vino bajo la luna y frente al Perito Moreno
Para Arturo, sus padres junto a él en la contemplación de escenarios y la vivencia de momentos inolvidables
El viento inclemente en la estepa patagónica
Un asado argentino en compañía de amigos
Los puri-puris pegados a tu piel gracias a una pócima artesanal inventada para la ocasión
La sensación de aislamiento en Isla de Pascua
Mojarse los pies cuando uno se lava las manos en el baño de su hotel
La contemplación desde el banco de un camión del transcurrir de la vida en una carretera de Laos.
Sentir la corriente del Mekong bajo tu kayak
Esos emocionantes atardeceres invernales de Sydney
Confundir el olor de la fruta nacional de Malasia con el olor de alimentos podridos paseando junto a los puestos callejeros de Singapur
En la cima de un tepui, contemplar las nubes chocando contra las paredes del mismo desde las que se descuelgan varias cascadas
Bañarse en completa soledad y desnudo en una playa tropical
Recibir el calor de un amigo o familiar en un email que te llega desde la otra parte del mundo
Reencontrarse con lugares ya conocidos y encontrarlos mejor de como uno los recordaba
... y tantos otros ...
En nuestra llegada a Barcelona muchas pequeñas cosas han cambiado mientras nosotros hemos estado fuera. Afortunadamente, familia y amigos estaban aquí esperándonos.
Muchos y nuevos proyectos han de germinar de nuevas semillas de ilusión ya plantadas. Semillas que alimentadas de esperanza nos han de llevar a andar juntos caminos de futuro que en un ciclo imperecedero se volverán presente y que poco después recordaremos como pasado. Poder rememorar las vivencias que de ellos se deriven como algo digno de recuerdo es asunto que hemos de empezar a vivir ahora.
Pero eso es otra historia y deberá ser contada en otro momento.