Sin pasta ni criterio, pero con suerte, por la carretera austral

Tras una semana de planching por la Región de los Lagos y Chiloé - isla famosa por emanar un permanente olor a marisco podrido - decidimos apostar fuerte por la carretera austral, esa ruta sin asfaltar que recorre las áreas más recónditas de Chile hasta topar con los campos de hielo. Acorde con la apuesta, nos marcamos el alquiler de un 4x4 con el que partimos cagando leches y sin pensar ni un minuto que en esta ruta no hay facilidades para obtener o cambiar dinero y que los recursos alimenticios son discretos y escasos. Enfrascados en nuestro pueril desenfreno, poco nos esperábamos el día horríbilis que íbamos a vivir el tercer día de aventura .... - llegados a este punto hay que imaginarse un fundido acuoso de esos típicos de las pelis en blanco y negro de los 40 y 50 que indicaban el inicio de un flash back - .....

Noche cerrada. Llegamos a un pueblo, pongamos en el culo del mundo - o en uno de ellos - conocido por la destreza de su fundador en situarlo en un risco colgado del mar donde las calles no pueden existir y son substituidas por pasarelas de madera. Llueve, hace frío y no se ve un carajo - además las pasarelas colgadas sobre el océano resbalan -. Ni un alma en la calle. Nos alojamos en casa de unos parientes de la familia monster y cenamos en una cocinería - ¿? - el único lugar abierto que nos recibe con un no tenemos nada que ofrecerles. Afortunadamente, de la nada a una digna cena se ve que hay poca distancia y finalmente podemos alimentarnos. Sin embargo, lo mejor esperaba al día siguiente ...

11:00 - La rueda trasera derecha del coche amanece pinchada
11:15 - No podemos sacar la rueda de recambio ya que la llave está chunga
11:25 - Un yayo de por allí intenta ayudarnos y un poco más y se disloca el hombro en el esfuerzo
11:30 - El autobusero nos deja una llave
11:40 - No podemos levantar el coche ya que el gato que lleva el coche es demasiado pequeño
11:50 - Un tipo que pasa por allí nos deja un gato
12:20 - Cinco o seis personas miran como Arturo se esfuerza por cambiar la rueda
12:20 - Rueda cambiada
12:40 - Partimos de regreso en dirección norte
12:45 - El coche patina
12:50 - El coche patina otra vez
12:53 - Y otra
12:54 - Y otra más
12:55 - El coche ya solo patina - cantemos todos: en el coche de papá ... -, hacemos un trayecto de 120 Kms a 30/40 Kms por hora
15:45 - Llegamos a otro pueblo - más grande -, en la gasolinera nos dicen que patina porque la presión del neumático nuevo está descompensada respecto del resto
15:46 - 16:00 - Nos cagamos en el tío que nos ha alquilado el coche
16:15 - En un momento de lucidez sin precedentes en el recorrido, nos damos cuenta de que no tenemos dinero para pasar la noche ni cenar ni nada
16:40 - Encontrado un banco en el pueblo - Visca! -
16:42 - Solo acepta tarjetas Master Card, nosotros llevamos Visa
16:43 - Crisis
16:50 - Circulamos por la plaza de armas
16:51 - Un carabinero nos para, lo hemos hecho en contradirección
16:53 - Llorada al carabinero para que nos perdone la multa - somos españoles .... no conocemos las señales de tráfico de Chile .... -
16:55 - El carabinero - muy serio y profundo - nos perdona la multa y nos arenga
17:00 - Aparcamos el coche definitivamente por ese día
18:00 - En un centro de llamados un usurero nos cambia y chulea dinero argentino. Ahora ya podemos cenar, dormir y arreglar la rueda.
19:00 - Pinchazo resuelto, era poca cosa
21:00 - Cena
23:00 - Dormir
07:30 del día siguiente - La rueda delantera derecha del coche amanece pinchada
...

Esta aventurilla no empaña unos maravillosos días de recorrido por unos parajes naturales de ensueño

El bote del timo

Tenía que ser el bote del amorrrrrrrr ... pero en realidad fue el bote del timo. Un gran engaño, si señor. Por la módica cantidad de 420 US$ hemos podido navegar durante tres días y medio en una cabina para cuatro personas por los llamados Canales Patagónicos, única vía no aérea para visitar esa zona y desplazarse desde el área más austral de chile hasta la región de los lagos más al norte.

La oferta era tentadora, contemplar fiordos, visitar glaciares que llegan al mar, avistar fauna y disfrutar de una navegación por una región todavía prácticamente virgen. La realidad nos ha llevado a vivir un tránsito pesado en el que no era posible salir a cubierta por el frío, la lluvia y el viento y en el que tan solo se realizó una única visita a un glaciar. Supongo que en ese momento debimos dar pena a alguien importante puesto que durante la media hora que estuvimos frente al mismo, cesó la lluvia, se apartaron las nuves, apareció el sol y por arte casi divino surgió un arco iris sobre el glaciar. La gente dentro de sus 200 capas de abrigo y con sus entumecidos y prestos dedos sobre las cámaras, no sabía si hacer fotos o practicar la genuflexión a modo de agradecimiento. Eso sí, todo privilegio tiene su coste, el día siguiente entrábamos ligeramente en mar abierto y ahí el movimiento del barco hizo selección natural elminando al 90% del pasaje durante 18 horas. Aquel día la cena la tomaron apenas veinte pasajeros.

Las amenizaciones tampoco estuvieron a la altura de lo prometido. Consistentes en un pertinaz pase de películas norteamericanas de corte ligero y reportajes sobre la patagonia chilena con más de veinte años de antigüedad, consiguieron elevar la somnolencia y delirio del pasaje hasta hacer que este considerase como sensata la posibilidad de asomarse al temporal que arreciaba en el exterior. Era curioso presenciar las recomendaciones de la ameniza-moza para controlar el consumo de alcohol ( realmente la mejor manera de pasar el tiempo ) justo antes de anunciar la happy hour de Pisco Sour ( bebida alcóholica por antonomasia de Chile ).

Dos días después, el vaivén del bote, el bote del timo, todavía nos obliga a agarramos por la calle cual borrachos amorosos mientras buscamos el camino al hospedaje donde cobijarnos en la cama pasto de sueños de frío sudor al recordar el tedio y el dinero invertidos en la travesía.

Festival en Torres del Paine

Torres del Paine es probablemente el Parque Natural más famoso de toda sudamérica y a bien cierto que lo es con todo merecimiento. Conforma un conglomerado de picos de granito, glaciares, lagos, ríos, campiña y bosques de una belleza superlativa. El parque, no obstante, tiene su lado oscuro primero en un clima muy cabrón ( perdón ) tanto porque igual te nieva que te sale el sol en cinco minutos como por el viento ( fuerte ) que permanentemente te está retocando el peinado y segundo en el lucrativo negocio que tienen montado las concesionarias designadas por el gobierno chileno para administrar el parque y que constituyen un eficiente sistema de obtención de réditos económicos a costa de los turistas que lo visitan. Para que os hagáis una idea, dormir en un refugio de montaña, es decir un camastro en una litera, sale a 32 dólares por persona y no incluye nada más. Comer cuesta más de 16 dólares y en algunos albergues no se puede ni cocinar ni utilizar la zona comunitaria. Acampar tampoco no es una ganga, adicionalmente, si uno tiene que alquilar equipo ( tienda, saco, etc.. ) le sale casi a igual precio que dormir en el refugio.

El circuito que hemos completado por el parque ( llamado 'W' ) y que nos ha llevado a caminar una media de unas 6 horas diarias entre paisajes naturaleza pura y condiciones climáticas complicadas, ha constiutido el cumplimiento de uno de los objetivos que al inicio del viaje nos marcábamos Marisol y yo como más complicados conseguir.

Por siempre quedará grabado en nuestra mente la tarde que accediendo a un mirador en el Valle del Francés, en medio de un valle de hermosísima belleza y rodeados a derecha y izquierda de montañas semi escondidas entre una fría bruma y cubiertas de nieve y salpicadas de glaciares, empezó a soplar un vientro atroz y empezó a caer granizo. Por un instante nos hicimos una idea de lo que deben sentir las personas que de verdad hacen aventura en los parajes más inhóspitos y al mismo tiempo más bellos del planeta.

Ushuaia, talento desaprovechado

Sin duda Ushuaia es la población más bonita y con un mejor enclave de las existentes en la Patagonia argentina ( y probablemente la chilena también ). Encajada entre el Canal Beagle ( injustamente más famoso porque lo navegó Darwin que por su belleza ) y una cordillera de escarpadas y nevadas montañas que alcanzan los mil metros, es un lugar que podría llegar a ser mágico si estuviese al alcance de cualquier bolsillo moderado* y nos explicamos, visitar parajes vírgenes como el cabo de hornos, la isla de los estados o los glaciares que rompen en el mar solo está al alcance de gente que pueda gastarse más de 1500 dólares en cuatro días, tiempo que requiere el correspondiente tour. Para el resto de mortales ( el 99,99% de ellos ) la estancia en Ushuaia transita entre los paseos por la calle San Martin para comprar algun recuerdo, dejar que te engañen en el paseo por el Beagle ( pobre y caro atendiendo a las posibilidades que ofrece este canal ), pasear por el Parque Natural ( bonito pero no el mejor de la Patagonia ), visitar los pequeños museos de la ciudad y soñar con las puestas de sol en este sin duda mítico lugar casi al fin del mundo, porque señores, tampoco es cierto que sea la ciudad más austral del mundo.


*© Jordi Armadans